A todos nos ha pasado. Te pones a tocar con tu instrumento y piensas: “wtf!, ojalá mi guitarra fuese más cómoda, ojalá tuviese la acción más baja, ojalá… afinase”. Y entonces sacas tus llaves de ajuste y te pones a mover las selletas del puente arriba y abajo, adelante y atrás, one, two, three… y tras unos cuantos intentos terminas con tu guitarra o bajo trasteando en varios puntos del diapasón y con tu frustración por las nubes. Pero tranquilo, no estás solo. Conseguir una acción cómoda y resonante acompañada de una buena entonación y libre de trasteos requiere un poquito más que simplemente mover las selletas. Pero sólo un poco más. Y en esta entrada del blog os voy a mostrar todo lo que necesitáis saber al respecto.
Vamos a partir de lo más básico, que es la anatomía de nuestro instrumento, y en concreto su capacidad de producir sonidos. Unas cuerdas sujetas en dos extremos, apoyadas en dos puntos enfrentados y tensadas hasta emitir una determinada frecuencia de vibración. Hala, nos vemos en el siguitente artículo… Nooo, era broma… Pero es así básicamente nuestro principio de funcionamiento; y por tanto tenemos ahí unos puntos clave que van a ser determinantes para el comportamiento de nuestro instrumento, tanto en afinación como en vibración y por supuesto comodidad a la hora de tocar. Esos dos puntos de apoyo serán vuestro amigo, vuestro compañero; y a veces vuestra relación tóxica. Por un lado la cejuela, y en el lado opuesto el puente. Da igual el tipo, lo importante es que la cuerda reposa en esos puntos y que tiene que hacerlo de una manera natural, libre, sin fricciones y en su justa medida. Y ahora vamos a lo que decía el titular, que sino vais a pensar que esto era clickbait… Imaginaos ahora un arco. El de Robin Hood. El de las flechas. Pues ese es el efecto de tensión que se produce en el mástil de la guitarra cuando tensamos nuestras cuerdas. Y es que aunque nuestro mástil nos parezca un tronchón de madera gordo imposible de deformar, realmente no es así. La tensión a un lado y a otro generada por nuestras cuerdas hace que el mástil se curve en mayor o menor grado. Hago un inciso aquí para apuntar la importancia que tiene el calibre de cuerdas que montéis en la tensión ejercida sobre el mástil, y en lo que ello afectará a las necesidades de ajuste.
Vale. Ya tenemos el arco, las flechas y al indio. Ahora vamos a introducir al elemento que consigue que nuestro mástil no se deforme como si fuese un espárrago hervido. Éste es el ama o truss rod, y no es más que una barra de metal introducida longitudinalmente en el interior del mástil y que en su forma más sencilla tiene un punto de ajuste, aunque puede tener más. Mediante una tuerca ajustable podemos favorecer la propia tensión natural que ejercen las cuerdas, o bien interponer una tensión opuesta a las mismas. Este juego de tensiones nos permiten algo im-por-tan-tí-si-mo, que es otorgar al mástil de la curvatura justa y necesaria respecto a las cuerdas.
Y ahora voy con todo, a pecho descubierto, sin rodeos. Lo primero, pero primero primerísimo, que debéis chequear antes de hacer cualquier ajuste, es la curvatura del mástil. Podéis echarle un vistazo al artículo “Los cinco puntos vitales para conocer la salud de una guitarra o bajo”, en el que hablo más extensamente de esto. De nada va a servir todo lo que hagáis si antes no habéis establecido una curvatura correcta que os permita posteriormente valorar estado de la cejuela, altura de selletas, entonación… Tenéis mucha información y tablas en internet acerca de las alturas o márgenes de alturas aceptables en guitarras y bajos, pero os voy a hacer un pequeño spoiler… cada guitarra es distinta y esas medidas van a variar bastante dependiendo del modelo y características. En cuanto a la forma de medir la altura, pues es muy sencillo. Tenemos que presionar la sexta cuerda en el primer y doceavo trastes simultaneamente. Se puede hacer utilizando un capo o con las manos. Usar un capo es muy práctico porque nos deja una mano libre para posteriormente introducir una galga de espesor y proceder a medir el espacio existente entre la parte superior del traste seis (ojo, cuando digo traste me refiero al alambre) y la parte inferior de la sexta cuerda. Ese espacio es lo que se conoce como neck relief; la curvatura vamos. Estamos hablando de décimas y centésimas de milímetro, así que el uso de las galgas tiene que ser minucioso, y por supuesto que la herramienta sea de calidad. La opción más exacta y profesional, y la que utilizamos en nuestro taller, es la de medir el relief con un sensor digital de profundidad, que nos permite hacer múltiples mediciones durante el proceso de ajuste de manera rápida y precisa. Y lo que es más importante, nos permite reproducir ajustes en el mismo instrumento o entre varios.
La regla de apriete es la siguiente: ojo que siempre hay confusión esto… Apretando la tuerca del truss rod (sentido horario) damos más convexidad al mástil (barriga hacia las cuerdas); por el contrario, si aflojamos la tuerca, damos mayor concavidad, creando un hueco entre cuerdas y diapasón. Un neck relief poco pronunciado (excesivamente convexo) nos dará como resultado trasteos indeseados en la parte central del diapasón y probablemente con las cuerdas al aire también. Por el contrario, un relief muy pronunciado (excesivamente cóncavo) dará como resultado trasteos en la zona media y alta y una acción muy alta e incómoda.
“Ok, y entonces ahora ya puedo ponerme con el sube y baja del puente?” Estaréis diciendo. Pues una vez establecido el relief correcto podría decirse que ya estamos preparados para los siguientes pasos, que serían el chequeo y análisis de la cejuela, entonación y altura de cuerdas en el puente. El hecho de hacerlo en otro orden, es decir, dejar el ajuste de relief para más tarde, no sólo sería erróneo sino que probablemente nos llevaría a un círculo de errores y frustración en forma de trasteos y acciones de cuerda no deseadas.
No os he hablado en esta entrada del blog de la nivelación de trastes porque creo que merece un artículo propio. Sólo os apunto que todo este rollazo que os he soltado sólo tiene sentido si los trastes tienen una nivelación correcta. Si no es así probablemente nos costará un mundo llegar a un ajuste satisfactorio, o directamente no llegaremos nunca.
Así que ya sabéis, la próxima vez que os apetezca meterle mano a vuestro instrumento no olvidéis que, antes de nada, incluso antes de tocar stairway to heaven, debéis chequear la curvatura del mástil. Porque la curvatura es lo primero. La curvatura es DIOS.